¿Qué nos dice el dolor sobre nuestra forma de vivir y trabajar?
El dolor funcional no siempre es señal de una lesión, sino una respuesta del cuerpo a posturas, movimientos repetitivos y estrés. Músicos, bailarines, odontólogos, médicos y personas que trabajan mucho tiempo sentadas frente a dispositivos enfrentan desafíos específicos que afectan su bienestar corporal.
¿Cómo impacta el dolor en distintos profesionales?
Músicos y coreutas: La repetición y la tensión afectan manos, cuello y voz.
Bailarines: La exigencia física puede generar sobrecargas musculares.
Odontólogos y médicos: La postura inclinada y el trabajo manual prolongado afectan la espalda y extremidades.
Trabajar con dispositivos: El sedentarismo y las posturas estáticas generan tensión, fatiga, tensión en cuello, hombros y brazos.
Pausas activas: ¿una solución efectiva?
Estudios demuestran que las pausas activas mejoran la circulación y reducen la fatiga muscular. Diseñar ejercicios específicos según cada profesión puede prevenir molestias crónicas y mejorar el desempeño.
Neurociencia y dolor: ¿podemos reeducar nuestra percepción?
La conciencia corporal y métodos como Feldenkrais ayudan a reducir la tensión y mejorar la movilidad. Si bien la percepción del dolor está influenciada por factores cognitivos y emocionales que muchas veces requieren de abordajes conjuntos, la Somática Integrativa puede ser clave en su manejo.
El dolor funcional no es inevitable. Con estrategias adecuadas, podemos mejorar nuestra relación con el cuerpo y prevenir molestias a largo plazo. ¿Estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de movernos y cuidarnos?